jueves, 22 de mayo de 2008

CAPRICHOS DE LA GENETICA


A Burkina nos hemos ido a trabajar para el Orden de Malta. En su centro de socorrismo en Bobo–Dioulasso el Orden presta también asistencia a los albinos.

Los albinos, por defecto genético, carecen de una sustancia natural que da color a piel y ojos; su falta produce graves defectos de visión y lesiones en la piel si no está protegida del sol.


Un albino, entre los blancos, no presenta grandes desemejanzas con el resto. Su incidencia en la población es mucho menor que en el África negra. Nacer blanco por razones genéticas ocasiona problemas de diversidad en un territorio poblado en su mayoría por la raza de color negro.

En Burkina muchos niños lloraban aterrorizados ante mi presencia, debía yo parecerles un fantasma con mi piel blanca. Mi tez es propia de mi raza sin ningún capricho de la naturaleza; no obstante sentí mi diferencia por primera vez, una diferencia lógica ocasionada por ser distinta. Los albinos africanos tienen discriminación. Son individuos abandonados a su suerte, sin ayuda estatal y con el desprecio y mofa de sus paisanos.


Los doctores Ouattara (oftalmólogo) y Tapsoba (dermatólogo) ofrecen una gran ayuda en el centro de la Orden en Bobo–Dioulasso a esta gente que de lo contrario quedaría en manos de su soledad.

martes, 13 de mayo de 2008

COLOR: GRÜN



Olvidé cuánto madruga el sol en el paralelo 50. Me levanté tempranísimo para ver el alba y a las seis caminaba en el bosque, pero el sol ya estaba entretenido a lanzar rayos entre los árboles.

Padezco la depresión post africana, esa nostalgia de no muy fácil explicación o de mil explicaciones pero ninguna muy convincente. Una caminata en medio de la naturaleza ayuda a recomponer las ideas. En esta época, en Alemania, un bosque es tan verde que bien podría colgarse el cartel de recién pintado.

El verde es el color símbolo ecológico: el punto verde reciclaje, la gasolina verde que a menudo remplaza el verde del bosque en amarillo soja para su producción.

El verde de los dichos permite ponerse verde de envidia y poner verde a alguien aún estando verde para hacerlo.

El primer color en difuminarse en las fotos de vieja fecha.

Es un color relajante. Con tanto verde a mi alrededor estoy por caer en el aburrimiento cuando una familia numerosa de jabalís cruza un sendero transversal a mi camino.

Vuelvo al coche, aparcado enfrente a una super piscina pública emplazada en el verde. Llega el primer usuario que desciende de su automóvil vistiendo albornoz y gorro de baño; una manera práctica para no perder el tiempo.

miércoles, 7 de mayo de 2008

FRAGMENTOS DE AFRICA


Vuelvo a Europa vía Francia y me voy otra vez de Paris. Dejo esta ciudad ambigua y su luz que me deja siempre a boquiabierta. Una ciudad donde yo me lleno y vacío de contradicciones. La lucha entre el consumismo y la realidad de una vida verdadera, real, con todo su bueno y su malo.

Un paisaje planchado aparece a mi alrededor; planchado y plisado por la mano del hombre. Muchas veces embrutecido, pero lleno de verde brillante con las nubes bajas y excesivas que dejan entrever un cielo diáfano y claro, ya se presiente el orden que se irá acentuando con el viaje. Oigo sólo el murmullo sordo del tren que corre como loco y un hombre que no para de hablar. El horizonte aparece límpido sin simulacros de mirajes y mi ojo se desplaza calmo porque todo está en su sitio, casi reglamentado. El sol no martiriza la piel y la vista, mientras el frío me aprieta las manos no obstante la primavera avanzada.

La increíble suerte de haber conocido un país igualmente excesivo y lleno de contradicciones.

La Vida se ha quedado ahí en la puerta del aeropuerto de Ouaga, con sonrisa decididamente irónica, burlándose ya no de mis preguntas, que se han acabado, pero sí de mis afirmaciones. Yo he tenido suerte, la suerte que me otorgó el destino asignándome el sitio donde nací.

Ahí en Burkina queda un montón de personas que me ofrecieron su sonrisa porque mucho más no tenían.

Gana el que no tiene nada porque tampoco tiene nada que perder.

Impacta el mundo de primera línea a la vuelta de África. Resulta un tanto ridículo, como un invento continuo para salir del aburrimiento, para tratar de dar un sentido a lo que tiene sentido pero como es tan evidente y simple no parece conformar a nadie. Terminamos trabajando para poder pagar todos estos sin sentidos que perseguimos con aún menos sentido. Las cosas fundamentales se pierden en nuestra carrera sin darnos cuenta que son cosas por las cuales no hay que pagar, son gratis y tan sólo depende de nuestro saber, de nuestros sentimientos. Crece la estupidez paralela al desengaño y a la soledad en pro de lo alternativo moderno y la lucha para cualquier poder. Nos volvemos cada día más áridos, con sentimientos encolados con saliva cuando no con moco. Puede que sea la naturaleza humana o la condición que nos ha llevado las teorías económicas, las últimas nos han condenado a producir para seguir produciendo.

El futuro de África, representado por sus niños y sus miradas atentas o asombradas frente a lo distinto, o simplemente, con la sonrisa franca de todo niño. Un futuro por ahora plagado de múltiples barreras.

sábado, 3 de mayo de 2008

DESENFRENO CONSUMISTA


La Vida me lleva de tour y continuas sorpresas. En plena sabana un burkinense nos invita a comer spaghetti con pollo en salsa; en la ciudad una amiga parisina enfila directo hacia el Centro Cultural Francés en pos de la información de una buena pizzería. La lógica en África sigue rumbos distintos de lo habitual, yo mantengo mi tradición gastronómica y la pizza barre en todas las fronteras. La Vida pasa por alto de mis consideraciones culinarias.

La pizza artesanal, como todo objeto hecho a mano, tiene ese toque especial impregnado de calor humano. La mano no consigue emular a la máquina en la perfección pero da al objeto una inconfundible nota.

En el Village Artisanal de Ouaga hay una amplia oferta de todo el arte local volcado hacia el turismo.


Compro un Bogolan en la calle que será de gran impacto como cubrecama. En la asociación para la cual estamos trabajando, doy con el “couturier” que me toma las medidas con un simple vistazo para una "jupe" tradicional de múltiples colores. Del mercado salgo con un “panier” que usaré como mesita de noche o mejor dicho pozo para libros, notas y dibujos varios. Me abastezco de beurre de Karité al 100% natural y artesanal para sacar lustre a mi piel. En una “cour” de etnia Bobo encargo la mini banqueta más hermosa del mundo, si engordo 10 gramos no podré sentarme.

Compro dos paños para un futuro nuevo “look” y me freno porque la Vida está espantada con mi vena consumista.