sábado, 3 de mayo de 2008

DESENFRENO CONSUMISTA


La Vida me lleva de tour y continuas sorpresas. En plena sabana un burkinense nos invita a comer spaghetti con pollo en salsa; en la ciudad una amiga parisina enfila directo hacia el Centro Cultural Francés en pos de la información de una buena pizzería. La lógica en África sigue rumbos distintos de lo habitual, yo mantengo mi tradición gastronómica y la pizza barre en todas las fronteras. La Vida pasa por alto de mis consideraciones culinarias.

La pizza artesanal, como todo objeto hecho a mano, tiene ese toque especial impregnado de calor humano. La mano no consigue emular a la máquina en la perfección pero da al objeto una inconfundible nota.

En el Village Artisanal de Ouaga hay una amplia oferta de todo el arte local volcado hacia el turismo.


Compro un Bogolan en la calle que será de gran impacto como cubrecama. En la asociación para la cual estamos trabajando, doy con el “couturier” que me toma las medidas con un simple vistazo para una "jupe" tradicional de múltiples colores. Del mercado salgo con un “panier” que usaré como mesita de noche o mejor dicho pozo para libros, notas y dibujos varios. Me abastezco de beurre de Karité al 100% natural y artesanal para sacar lustre a mi piel. En una “cour” de etnia Bobo encargo la mini banqueta más hermosa del mundo, si engordo 10 gramos no podré sentarme.

Compro dos paños para un futuro nuevo “look” y me freno porque la Vida está espantada con mi vena consumista.

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