jueves, 18 de diciembre de 2008

CREENCIAS + SIMBOLOS = RELIGION


La religión es un tema siempre candente, aunque frente a la pregunta, la mayoría responde con una rotunda negación de pertenencia a cualquier religión determinada. Practican sus propias creencias, algo así como un menú personalizado, diversos dogmas según lo que ofrece el mercado.


Esta es la realidad que yo encuentro en la Europa por la cual me muevo; leyendo los periódicos por el resto del mundo circulan ideas bastante más radicales. Difícil meterse en la cabeza de los demás cuando ya entender la propia no es nada simple, pero a lo largo del camino he visto como para muchos la religión es una balsa para mantenerse a flote en la desesperación. De parte de sanos y fuertes he escuchado negaciones tajantes y afirmaciones sorprendentes; mas cuando la soledad, miseria, enfermedad y marginación se alojan en nuestra casa y ahí se quedan mudas y sordas, la religión es el único convidado con quien poder conversar.



Hoy los símbolos cambian y se adecuan a los tiempos y a la tecnología actual obteniendo cierto toque publicitario, pero bien colorido.

En el ámbito de la iglesia, cuando el turista no está presente tratando de inmortalizar cada centímetro cuadrado y fuera del horario del rito, se está bien aunque uno no venga a rezar. El espacio grande, el silencio, la luz difusa y agradable: un descanso en el camino, el lugar público y gratis donde poder autopsicoanalizarnos sin que nadie nos mire con aire interrogante, uno puede estar en lo suyo sin que nadie moleste y sin molestar a nadie. Supongo que esa debe ser la gran fuerza de la religión: el sentir la protección de un algo y poder compartirlo con otros sin tensión.