domingo, 17 de febrero de 2008

LENTEJAS A LA AFRICANA


Di un paso de gigante y me vine a África. El fotógrafo me compró un billete electrónico con ventanilla incluida y visión panorámica de la grandiosa ala del dinosaurio Airbus. Mi vena poética quedó frustrada y el sol se zambulló en un orgiástico ocaso de colchón de nubes negras, partido en dos por la dichosa ala.

Me despierto por la mañana y abro la puerta sobre la calle y me topo con la Vida que me estaba esperando con sonrisa indescifrable, así entera sin velos ni mascaras, pura y dura como es la verdadera vida.

Me mira y dice: -Yo soy así como la Vida misma, soy como las lentejas, o las comes o las dejas-

El mundo está lleno de graduatorias, para arriba y para abajo y todas me resultan odiosas. No hace falta informarse para entender en que sitio de la lista me encuentro, con mirar alrededor alcanza.

Vuelvo la cabeza para ver la vida con su sonrisa indescifrable, mezclarse en una marea de gente, diluirse en esta luz horrible para el fotógrafo, intensa y velada por la tierra roja en eterna suspensión.

Me gustan las lentejas y tengo una curiosidad con apetito voraz. Además he decidido hacerme crecer una tercera oreja.

Burkina Faso como las lentejas o las comes o las dejas.

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