miércoles, 30 de julio de 2008

AUTOMATIZACION


"Las ciudades hablan y cuentan cuál es su sentido preponderante" (Paul Graham) a través de sus habitantes en las conversaciones más triviales.

¿Cómo habla Londres? No lo se, poco tiempo para descubrirlo, pero a primeras oídas hay muchas cosa parecidas con lo conocido. La gente va con aire estresado en el metro, comiendo fast food como si el reloj se devorara hasta el tiempo y el espacio para alimentarse.

En Camden se compra y se sigue comiendo. Dice el periodista Michele Serra que hoy en día la principal ocupación es consumir cosas y dinero y la principal preocupación es no tener bastante cosas y dinero para consumir; todo lo demás es un “opcional”.


En la Tate Modern me muevo a gusto sin que nadie me zapatee, el espacio no permite semejante ultraje salvo que medio mundo decidiera ir a la Tate al mismo tiempo. La rampa de salida del Tate, en día de sol, se convierte en una atracción ineludible para la cámara. La gente aparece como despedida por algún elemento mecánico. Pasa de la sombra interior, favorecida por el desnivel, a la luz exterior de otro mundo. La mayoría enfila hacia el puente del Milenio, prolongando ese moving walkway que comienza en la rampa de la Tate y se pierde en la otra ribera del Támesis

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