domingo, 25 de noviembre de 2007
EL SOL HACE OJITOS
Para quien vive en la ciudad, los circuitos turísticos llegan a causar terror en fin de semana. Es como meterse en el mercado en hora punta y con la aversión por las filas. Turistas de todas las nacionalidades patrullan en mogollón los sitios céntricos.
El sol navega en solitario por la mañana haciendo brillar los colores e invita a perderse en un largo paseo a lo largo del canal de l’Ourcq hacia la “banlieue”, donde la gente dispone de espacio para caminar a sus anchas.
El mundo es interesante porque diferente, y mientras unos se deslumbran ante los diamantes de “place Vendôme”, otros se sorprenden ante la magnifica luz de esta ciudad en un día en el que el sol juega con unas pocas nubes y el Parc de la Villette parece un muestrario de colores.
Todo rincón cobra valor en un juego de luces y sombras, de entramados mágicos y efímeros. Edificios en ruina se convierten en estatuas decorativas de las riberas del canal.
El sol hace ojitos y se corre riesgo de quedar tieso.
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