domingo, 24 de enero de 2010

EN LA ERA DE AVATAR


Sigo aferrada al cine de los años 40, 50 y 60 donde había película porque también había guión. Los actores se cubrían con el Pan-cake Make-up  de la Max Factor y tardaban horas para conseguir una cara diferente y enfrentar la cámara. Ahora vamos encaminados hacia unos alienígenas azules, a despecho de los marcianitos que siempre fueron verdes, y los nuevos actores se pasan horas de programa en programa de ordenador. Voces gritan que terminaremos todos con anteojitos o algún otro artilugio porque por ahí se mueve la imagen en el futuro.


Mientras, los actores de la vida real siguen rebuscando en su propia imaginación, entrelazando con lo que se ve alrededor y metiendo mano a lo que se tiene a mano para lograr el objetivo.
A falta de maquillaje, buena es la máscara para el personaje de malo y un mecanismo inventado para la captura del bandido que luce color futurista estilo Avatar.


El mejor sitio para los anuncios sigue siendo la calle y todo pizarra es buena  cuando el presupuesto no da para agencia .
Y si parte del decorado necesita aireado, el techo de un taxi es una excelente ocasión para que no se ensucie y además para mantener el fresco en el interior del vehículo.

En las artes visuales no importan los recursos de los artistas ni las estrategias a seguir; es igual en cualquier parte del mundo, lo importante es investigar, crear y divertirse.